Hola mis consecuentes seguidoras.
Llevo días pensando en cómo hacer este post porque no consigo las palabras que describan con exactitud lo que siento en este momento.
Desde que tomamos conciencia sobre la vida y la muerte, siendo niños, entendemos que tarde o temprano este día llegará. El día en que veremos partir a nuestros padres. Es ley de vida.
Pero siempre le pedimos a Dios que ese día no llegue nunca, aunque por dentro sabemos que es inevitable. El 4 de este mes me tocó ver partir a mi mamá. Isidora. Quince días antes sufrió un ACV y fui a estar con ella y a darle apoyo a mi hermana, con quien ella vivía en Caracas. La dieron de alta y los primeros días iba mejorando y nosotros muy esperanzados, pero luego tuvo una complicación con los riñones que se la llevó a los pocos días.
Le doy gracias a Dios porque no sufrió mucho en sus días finales y porque la complació en todo lo que ella pidió: no ver morir a ninguno de sus hijos, no quedar postrada en una cama siendo atendida por otros (ella siempre fue muy independiente) y que cuando la enviara a buscar, que se la llevara rápido.
Ahora está junto con mi papá, mi hija Grizel y todos sus hermanos. Seguro se están dando banquete con los deliciosísimos platos que ella les debe estar preparando. Esa era su pasión... La cocina.
Aquí el día que se casó con mi buenmozo papá. |
Navidad 2014. De izquierda a derecha Mi hermana Yraima, mi mamá Isidora y esta servidora |
Aquí con Gabriel, el último bisnieto que conoció. Desde que él la conoció, fue amor a primera vista. |
Gracias mamá por haberme dado tanto de ti, tu tiempo tu energía, tanto amor... Gracias Padre por permitirme disfrutar de mi mamá por tantos años. Hubiera querido más, pero así es la vida.
Un abrazo para todas. Y gracias por estar allí.